Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño
pueblo donde las casas eran humildes y los sueños grandes. Su familia apenas
tenía para comer, pero él siempre miraba al cielo y decía: “Algún día seré millonario”.
Desde pequeño, Mateo se dedicó a estudiar con una pasión que
sorprendía a todos. Mientras otros niños jugaban, él leía libros prestados,
resolvía problemas matemáticos y soñaba con negocios que aún no existían. A los
18 años, se mudó a la ciudad con una mochila llena de ilusiones y una beca
universitaria.
A los 35 años, Mateo logró lo que tanto había deseado: tenía millones en el banco, propiedades en varios países y una empresa que salía en revistas.
Pero una noche, al llegar a su lujoso departamento, se dio
cuenta de que no había nadie esperándolo. Su teléfono no sonaba, su mesa estaba
siempre puesta para uno, y sus recuerdos eran de libros, pantallas y contratos.
Entonces comprendió que había alcanzado su sueño, pero había
perdido el camino. El niño que quería ser millonario lo había logrado… pero a
costa de todo lo que no se puede comprar.
El dinero puede comprar muchas cosas, pero no puede
reemplazar el amor, la amistad ni el tiempo compartido. Perseguir un sueño es
valioso, pero olvidarse de quienes nos rodean en el camino puede convertir el
éxito en soledad. La verdadera riqueza está en equilibrar nuestras metas con
los vínculos que nos hacen humanos.

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19 comentarios:
Uno debe lograr equilibrio entre sus trabajo y su vida. Te mando un beso.
Un texto muy valioso. Hoy mucha gente lo olvida. Un beso
nice messages at the end.....
Have a nice weekend
Mathilde una bella historia que nos muestra en la vida de Mateo que el dinero sin afecto no nos dará felicidad.
Que tengas un lindo día!
Besos
Aleccionante relato. Saludos. Carlos
Hemos convertido al dinero en un dios y nos alejamos de esas pequeñas cosas tan importantes que si nos da la felicidad, instantes, personas, ese amor que todos necesitamos.
Me gusta tu relato y el poso que deja. Enhorabuena.
Qué pases una buena semana.
Besos
A perseverança e a força de vontade, ajudam a tornar sonhos em realidades, mas nunca devemos esquecer o bem mais precioso que temos, a família.
Inspirada e reflexiva história.
Beijinhos
Qué verdad más grande, el dinero jamás podrá comprar los momentos compartidos con la familia , los amigos , hasta aquellas personas desconocidas que vemos a diario y por un motivo u otro conversamos, aunque sea un segundo en la parada de un autobús, … La felicidad no es el dinero , es aquello que se comparte con nuestros seres queridos. Un besote . Feliz domingo.
Excelente enseñanza, querida Mathilde. Has escrito sobre una de las grandes enfermedades de la humanidad (y no, no me he equivocado ala denominarlo como enfermedad). Siempre es bueno que lo recordemos o que alguien nos lo recuerde.
Pero te voy a hablar de un aspecto que supongo que es colateral. Voy a hablar de cantidad y calidad, porque es la reflexión que me ha surgido mientras te leía.
Vivimos en una sociedad que prima la cantidad: tener mucho de lo que se valora mucho. Y más aún que tener mucho, tiene valor doble tener más que aquellos que nos rodean. Hay personas que tener más les hace sentirse más, cuando nada tiene que ver, en realidad. La estupidez humana se mide también por el énfasis en la cantidad que se pone y la humillación que se hace a los que se tiene al lado.
Al contrario, lo importante siempre es la calidad. No somos ricos porque tengamos muchos amigos, sino por que tengamos buenos amigos, aunque sean pocos. No somos más porque tengamos muchas riquezas, sino porque somos lo suficientemente humildes para no complicarlos la vida con estupideces. Y si nos fijamos bien, ese es el camino de la sabiduría, un camino que acumula el gran valor de las grandes enseñanzas, pero aquí la cantidad sirve para ser regalada. Otra cosa es que sea escuchada...
Y una última nota. Profundidad. Profundidad es una maravillosa palabra que adoro. Llegar a la raíz. Descubrir la esencia de todo lo que existe. Y en especial, del alma humana. Porque solo así podemos amar y aprender a amar. Mirarnos en el espejo de otro ser humano y descubrir que no somos más, que simplemente somos uno más.
Y termino con el sermón!!! Jajajaja Es un vicio que no puedo evitar... Discúlpame.
Y recibe un enorme abrazo por ser tan buena conmigo y con todos.
Olá,querida amiga Mathilde!
Excelente conto com grande verdade no final... não tem dinheiro que pague o valor que a amizade tem.
Os verdadeiros valores não se compram com dinheiro.
Tenha um novembro abençoado!
Beijinhos fraternos
El dinero como objetivo vital seduce a mucha gente y dedican todos sus esfuerzos a ello.
Se pierden lo mejor de la vida y el dinero no podrán llevárselo al Más Allá.
Besos.
O êxito numa área específica, seja nos negócios, no desporto ou nas artes, pode trazer a solidão.
Uma bela história, gostei de ler.
Boa semana minha querida amiga.
Beijos.
Bom dia, Mathilde
Ótima reflexão, é importante correr atrás dos sonhos, porém, o amor ao dinheiro destrói os relacionamentos. Em primeiro lugar deve estar Deus, depois a família e amigos, pois afinal de contas, nada levaremos desta vida, a não ser o amor, um forte abraço.
Magnífico texto que encierra un gran mensaje. Una excelente y certera reflexión.
Un beso.
It is a beautiful and true story.
Greetings.
It is a beautiful and true story.
Greetings.
Tu historia es perfecta, Mathilde. Revela cinco cosas:
- El dinero no da la felicidad.
- El amor no se compra.
- No necesitamos dinero para ser felices.
- El amor no entiende de dinero, entiende de sentimientos.
- No hay felicidad sin amor.
Tu maravillosa historia expresa muy bien estos conceptos. El amor... se puede encontrar en una simple mirada, una palabra breve, un gesto, una sonrisa...
Te deseo una feliz semana... llena de amor!
Te mando un beso.
Me encantó. Profunda y muy humana mirada la tuya y destreza para ponerla en palabras.
Abrazo admirado.
Me has tocado el corazón con la historia de Mateo, ese niño soñador que crece persiguiendo estrellas, pero termina descubriendo que las constelaciones más brillantes están en las personas que nos rodean. Es como un cuentito moderno que nos envuelve en una manta de reflexión, con ese toque de nostalgia que hace que uno sonría y suspire al mismo tiempo.Me encanta cómo pintas el viaje de Mateo: desde el pueblo humilde con sueños gigantes, hasta esa beca que es como un boleto a la aventura. ¡Y qué dedicación! Estudiando mientras otros juegan, trabajando de sol a sol... Es inspirador, pero al mismo tiempo, me parte el alma esa parte donde llega a su departamento lujoso y solo hay silencio. Ese momento de "éxito vacío" es tan real y humano, ¿verdad? Nos recuerda que el dinero abre puertas, pero no llena el alma si olvidamos las llaves del cariño.Un gran abrazo estimada, Mathilde.
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